Escribir en el cielo los versos de una nueva fe, trazar en el desierto el grito de una generación que se niega a morir de rodillas; entregar su voz a los otros, los que ya no pueden quedarse callados, aquellos en quienes el dolor se empoza como una sombra que los empaña. En la vasta obra de Raúl Zurita la poesía se convierte en acción, se transforma en lo que no es y aspira a encontrar un camino ajeno al horror.