Las mujeres nos estamos pensando. Nos pensamos todas, de un modo intergeneracional. Nos miramos de frente y no con el rabillo del ojo. Fuera rabillos. Fuera desconfianzas. Ese pensamiento, que surge desde la conciencia de nuestras desventajas de género, podría servir incluso para suturar otras heridas: la desigualdad de clase, raza, procedencia, salud, opción sexual? Buscamos un feminismo integrador con el que se puedan sentir identificadas y solidarias todas las mujeres.