La prisa, la velocidad, el vértigo de la sociedad y cultura contemporáneas y globalizantes imprimen en nuestro ser de manera cotidiana cambios bruscos, repentinos, discontinuos, y caóticos que organizan desde diversas vías, inscripciones subjetivas muchas veces vacilantes o su carencia, arrojando al sujeto al desamparo simbólico, generando malestar y sufrimiento a los que el objeto globalizado y mercantil finalmente no responde por su amplia gama de falaces y sugestivas expresiones.
La prisa, la velocidad, el vértigo de la sociedad y cultura contemporáneas y globalizantes imprimen en nuestro ser de manera cotidiana cambios bruscos, repentinos, discontinuos, y caóticos que organizan desde diversas vías, inscripciones subjetivas muchas veces vacilantes o su carencia, arrojando al sujeto al desamparo simbólico, generando malestar y sufrimiento a los que el objeto globalizado y mercantil finalmente no responde por su amplia gama de falaces y sugestivas expresiones.