Este texto plantea una reflexión profunda sobre el papel central del ser humano dentro de las organizaciones. Parte de la idea de que la cultura organizacional y la productividad no deben girar únicamente en torno a metas económicas o estructuras rígidas, sino que deben estar fundamentadas en el reconocimiento, la dignidad y el desarrollo integral de la persona.
A través de un enfoque humanista, el autor o autora argumenta que una empresa verdaderamente productiva es aquella que valora a sus integrantes como personas, no solo como recursos. De esta manera, propone una visión en la que la cultura organizacional saludable y la eficiencia laboral van de la mano con el bienestar humano.