Las teorías migratorias dominantes en las tres últimas décadas se han forjado sobre el axioma del carácter autónomo y espontáneo de los procesos migratorios. La escasez de oportunidades económicas en los lugares de origen o la falta de atractivo de las mismas, otro fenómeno de naturaleza social, como los cambios culturales y de pautas de consumo, o el capital social, ofrecen una explicación de por qué la gente emigra y de quiénes emigran. Sin embargo, el mecanismo que mantiene la migración irregular es la demanda laboral en sectores intensivos de mano de obra no cualificada en los países receptores.
Las teorías migratorias dominantes en las tres últimas décadas se han forjado sobre el axioma del carácter autónomo y espontáneo de los procesos migratorios. La escasez de oportunidades económicas en los lugares de origen o la falta de atractivo de las mismas, otro fenómeno de naturaleza social, como los cambios culturales y de pautas de consumo, o el capital social, ofrecen una explicación de por qué la gente emigra y de quiénes emigran. Sin embargo, el mecanismo que mantiene la migración irregular es la demanda laboral en sectores intensivos de mano de obra no cualificada en los países receptores.