Por qué Vietnam? ¿Por qué este pequeño poblado indochino creó una cicatriz tan profunda en el gran imperio norteamericano? ¿Por qué después de películas, libros y hasta series de televisión, no han logrado cerrar esa herida? Hasta antes de leer Dog Soldiers, la respuesta parecía sencilla; el hecho de que la nación más poderosa del mundo haya sido derrotada por un modesto país, no mayor a casi ninguno de sus estados, les dejó rasgadas las vestiduras de las que se sienten tan orgullosos, pero la respuesta es mucho más complicada que eso.
En Dog Soldiers descubrimos las bajezas que llegaron a realizar los soldados norteamericanos, como matar elefantes sólo porque eran util...
Por qué Vietnam? ¿Por qué este pequeño poblado indochino creó una cicatriz tan profunda en el gran imperio norteamericano? ¿Por qué después de películas, libros y hasta series de televisión, no han logrado cerrar esa herida? Hasta antes de leer Dog Soldiers, la respuesta parecía sencilla; el hecho de que la nación más poderosa del mundo haya sido derrotada por un modesto país, no mayor a casi ninguno de sus estados, les dejó rasgadas las vestiduras de las que se sienten tan orgullosos, pero la respuesta es mucho más complicada que eso.
En Dog Soldiers descubrimos las bajezas que llegaron a realizar los soldados norteamericanos, como matar elefantes sólo porque eran utilizados por los vietcoms para transportar alimentos. El gran problema es que el infierno al que tuvieron que descender estos hombres no fue dejado ni olvidado en territorio vietnamita. Los soldados regresaron a casa con una derrota a cuestas y una mochila llena de pesadillas. Tuvieron que reinsertarse a la sociedad que los mandó a una guerra, después de descubrir que no eran héroes: eran villanos.
Robert Stone, autor de la novela, pasó su niñez con una madre con problemas psicológicos, estuvo en la marina y viajó por Centro y Sudamérica; experiencias que le sirvieron para enriquecer a sus personajes, por ejemplo Converse, un reportero semicomunista con dos únicos talentos en la vida: inventar historias horribles y meterse en líos. El peor de ellos es cuando decide enviar tres kilos de heroína pura desde Vietnam hasta San Francisco. Con este objetivo se reúne con un marine llamado Hicks para que sea el encargado de llevar la droga, mientras en California está Marge, su esposa, esperando el envío. Pero lo que resultaba un plan sencillo se ve transformado en una alocada huida cuando tres policías corruptos deciden eliminar la competencia y hacerse con la droga.
El prólogo de este libro fue realizado por Rodrigo Fresán, quien enumera las razones por las que tenemos que leer Dog Soldiers (en esta lista también tendríamos que incluir su magnífico prólogo), entre las que cabe resaltar los elogios que ha recibido esta obra por parte de gente como Don DeLillo, Tobias Wolff y James Ellroy, además de haber sido catalogada en el canon de la literatura norteamericana de Harold Bloom como una de las obras imperdibles del siglo XX y ser un icono irrepetible en la historia de Norteamérica, pero sobre todo por ser una lectura que nos permite entender el gran trauma norteamericano.