Octavio Paz lo llamó precursor de la vanguardia de extraordinaria importancia; Luis Miguel Aguilar ha subrayado su enjundia moderna hasta el punto de hacer de la vanguardia uno más de sus accidentes. Lo seguro es que José Juan Tablada (1871-1945) es poeta de obras fundacionales, explorador de culturas subyugado por el refinamiento oriental, traductor de excepción y naturalizador del haikú en castellano, enfant terrible del decadentismo modernista, cosmopolita de las capitales de dos siglos, memorialista entrañable. En suma, un imprescindible de nuestras letras.
Octavio Paz lo llamó precursor de la vanguardia de extraordinaria importancia; Luis Miguel Aguilar ha subrayado su enjundia moderna hasta el punto de hacer de la vanguardia uno más de sus accidentes. Lo seguro es que José Juan Tablada (1871-1945) es poeta de obras fundacionales, explorador de culturas subyugado por el refinamiento oriental, traductor de excepción y naturalizador del haikú en castellano, enfant terrible del decadentismo modernista, cosmopolita de las capitales de dos siglos, memorialista entrañable. En suma, un imprescindible de nuestras letras.