Es inadmisible que México esté a la deriva, sumergido en la violencia y el deterioro económico. No acepto que en nuestro país, a pesar de sus grandes fortalezas, capaces de sustentar un gran futuro para sus hijos, prive ahora un clima de incertidumbre y preocupación. Nuestra generación tiene el reto de acabar con el miedo y renovar la esperanza. Y tiene la capacidad para hacerlo. Bajo esa densa capa de preocupaciones, temores y tristezas que se le ha impuesto a nuestro país en la última década, prevalece en México una voluntad y un impulso de transformación: en toda la República se percibe la necesidad de un cambio. Se ha extraviado la conducción, pero tenemos proyecto. En estos...
Es inadmisible que México esté a la deriva, sumergido en la violencia y el deterioro económico. No acepto que en nuestro país, a pesar de sus grandes fortalezas, capaces de sustentar un gran futuro para sus hijos, prive ahora un clima de incertidumbre y preocupación. Nuestra generación tiene el reto de acabar con el miedo y renovar la esperanza. Y tiene la capacidad para hacerlo. Bajo esa densa capa de preocupaciones, temores y tristezas que se le ha impuesto a nuestro país en la última década, prevalece en México una voluntad y un impulso de transformación: en toda la República se percibe la necesidad de un cambio. Se ha extraviado la conducción, pero tenemos proyecto. En estos años, un Estado disfuncional nos ha arrastrado por una pendiente al ser incapaz de crear las condiciones mínimas de seguridad pública, crecimiento económico, empleo digno, educación y seguridad social de calidad; aun así, contamos con la fuerza para alcanzar un nuevo pacto social que construya un Estado Eficaz que, en los hechos, nos permita a todos los mexicanos gozar de la libertad para realizar el proyecto de vida que nos propongamos sin que la violencia, el origen familiar, regional, de género o étnico sean barreras para alcanzarlo. Enrique Peña Nieto