La ciudad de Valadia resplandece entre miles de destellos plateados. Los edificios parecen catedrales blancas y las plazas llenas de fuentes están hermosamente adoquinadas. Allí, el rey sin trono lleva a los inocentes que han sufrido incontables penas durante sus vidas. En esta tierra no se padece sufrimiento ni hambre, y la risa jubilosa de los niños viaja en el viento embriagando a todos con su ventura.
La ciudad de Valadia resplandece entre miles de destellos plateados. Los edificios parecen catedrales blancas y las plazas llenas de fuentes están hermosamente adoquinadas. Allí, el rey sin trono lleva a los inocentes que han sufrido incontables penas durante sus vidas. En esta tierra no se padece sufrimiento ni hambre, y la risa jubilosa de los niños viaja en el viento embriagando a todos con su ventura.