Es el segundo tiempo y el Tanque se mueve inquieto dentro del área técnica. El equipo de futbol que dirige está a punto de descender a segunda división si pierde este partido. Faltan pocos minutos, pero hasta ahora ningún equipo ha anotado un gol. Desde su pequeña prisión de director técnico, el Tanque enfrenta algo más que un marcador: está en juego su futuro tanto como su pasado. Con la garganta hecha trizas, lucha a voz en grito contra la torpeza de sus propios jugadores, el escándalo de la porra local y la arrogancia del árbitro. Pero además del juez en la cancha, hay alguien más que determinará su destino: una mirada lo observa implacable desde la cabina del VAR.
Es el segundo tiempo y el Tanque se mueve inquieto dentro del área técnica. El equipo de futbol que dirige está a punto de descender a segunda división si pierde este partido. Faltan pocos minutos, pero hasta ahora ningún equipo ha anotado un gol. Desde su pequeña prisión de director técnico, el Tanque enfrenta algo más que un marcador: está en juego su futuro tanto como su pasado. Con la garganta hecha trizas, lucha a voz en grito contra la torpeza de sus propios jugadores, el escándalo de la porra local y la arrogancia del árbitro. Pero además del juez en la cancha, hay alguien más que determinará su destino: una mirada lo observa implacable desde la cabina del VAR.