En París, 1900, hemos tomado únicamente el apartado que corresponde a la estancia de Darío en Francia. Mucho se ha discutido si Darío es un “afrancesado” y este libro nos da la respuesta: en la voz del poeta, en efecto admirador, siempre crítico ?también hay que decirlo? de la cultura francesa, resuenan todas las fuentes. El espacio internacional de la feria queda, en la pluma del poeta nicaragüense, atravesado por evocaciones a los raros de la época como Wilde, D’Annunzio y Huysmans, por mencionar algunos. El escritor mexicano Álvaro Enrigue, prologuista de este libro, ha señalado a Darío como el poeta que con el tiempo iba a hacer que el castellano rebasara todos los lími...
En París, 1900, hemos tomado únicamente el apartado que corresponde a la estancia de Darío en Francia. Mucho se ha discutido si Darío es un “afrancesado” y este libro nos da la respuesta: en la voz del poeta, en efecto admirador, siempre crítico ?también hay que decirlo? de la cultura francesa, resuenan todas las fuentes. El espacio internacional de la feria queda, en la pluma del poeta nicaragüense, atravesado por evocaciones a los raros de la época como Wilde, D’Annunzio y Huysmans, por mencionar algunos. El escritor mexicano Álvaro Enrigue, prologuista de este libro, ha señalado a Darío como el poeta que con el tiempo iba a hacer que el castellano rebasara todos los límites de su flexibilidad natural.