Pocos acontecimientos tienen el poder de inquietar al espíritu humano de maneras tan profundas como un terremoto. En esos instantes en que la Tierra se sacude, toda percepción de solidez y seguridad desaparece, y de golpe se revela la conciencia plena de nuestra realidad.
Pocos acontecimientos tienen el poder de inquietar al espíritu humano de maneras tan profundas como un terremoto. En esos instantes en que la Tierra se sacude, toda percepción de solidez y seguridad desaparece, y de golpe se revela la conciencia plena de nuestra realidad.